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la maldad del pecado - Resultados de la búsqueda

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Salmo 50: Misericordia, Dios mío, por tu bondad

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SALMO 50 3 Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; 4 lava del todo mi delito, limpia mi pecado. 5 Pues yo reconozco...

La intercesión de Abraham y la conversión (Gn 18, 16-33), (3/43)

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Modelos de oración en la Biblia En las dos últimas catequesis hemos reflexionado sobre la oración como fenómeno universal, que, si bien con formas distintas,...
Meditación: Consejos para el camino

El camino de la humildad

Texto evangélico “Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios”.   Texto profético “Cuando el malvado se...

María, Madre de Dolores

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"¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones." (Lc 2,...

Consejos para la confesión

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Me puse a traer al recuerdo y a repasar por completo todos los pecados desde mi juventud en adelante. Y con el fin de...

Dios nos libra y nos lleva a la conversión

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¡Cuan mejor librados son los que, con deseo de servir a Dios, han elegido acuesta verdad! Aunque todos los que le sirven gocen, si...
Las caídas y el salto

Las caídas y el salto

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Santa Teresa de Jesús sabía que la mayor grande tentación de su vida había sido la de abandonar la oración después de haber sido infiel a Dios: “Sabe el traidor que el alma que tenga con perseverancia oración la tiene perdida y que todas las caídas que le hace dar la ayudan, por bondad de Dios, a dar después mayor salto en lo que es su servicio” (Libro de la Vida, 19, 4).

Jesucristo, muestra de la misericordia de Dios

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Nadie jamás ha visto ni ha conocido a Dios, pero él ha querido manifestarse a sí mismo. Se manifestó a través de la fe, que...
Conocer a Dios En María (Primera parte)

Conocer a Dios En María (Primera parte)

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En el libro de Isaías encontramos una promesa magnifica: “El lobo y el cordero serán vecinos, la pantera se echará con el cabrito… Nadie hará daño, no habrá mal ni violencia en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento del Señor, como cubren las aguas el mar”1. Es una promesa de conocimiento de Dios, que será también una transformación del corazón del hombre, una sanación del mal y de la violencia.

La Misericordia de Dios

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XXVI Domingo del tiempo ordinario  (Ez 18, 25-28; Sal 24; Flp 2, 1-11; Mt 21, 28-32)