Dios no tiene una mano solamente. Todos los caminos de Dios son misericordia y verdad . Si tiene la mano rigurosa de su justicia, que es inflexible en sus castigos, tiene también la mano suave de la misericordia, que es soberanamente blanda en sus atenciones; si la justicia tiene por misión reparar el orden esencial de la gloria divina, a la misericordia corresponde a su vez reparar el alma misma; su función es levantar lo que está caído, rehacer lo que ha sido destruido, devolver lo que se había perdido. Dios ha querido hacer misericordia al hombre cuando sólo hizo justicia al ángel; no reparó los ángeles que cayeron y ha reparado los hombres que pecaron; y para esta restauración la misericordia tiene secretos que cautivan, delicadezas que solicitan, invenciones de bondad infinitamente adorables. Si nada engaña a la justicia, nada cansa a la misericordia; ésta es tan tenaz y constante en su benevolencia como aquélla lo es en su exactitud. (José Tissot, La vida interior)