Señor Dios mío, escucha mi oración.
Que tu misericordia escuche mi deseo
que no me abrasa en aras de intereses puramente personales,
sino que busca ser útil al amor fraterno.
En mi propio corazón estás viendo que esto es así.
Permíteme ofrecerte el servicio de mi pensamiento y de mi lengua.
Pero dame también la misma ofrenda que voy a presentarte,
porque soy pobre y necesitado,
mientras que tú eres rico con todos los que te invocan.
Tú, que estás libre de preocupaciones,
te preocupas de nosotros.
Purifica mis labios, por dentro y por fuera
de toda temeridad y de toda mentira
Que tus Escrituras constituyan para mí un encanto lleno de pureza.
Que no me engañe en ellas
ni con ellas sirva a otros de engaño.
Señor, escucha y ten piedad.