Señor, yo te doy gracias por el amigo que me diste.
Es a través de su presencia que Tú estás a mi lado.
Mirando en sus ojos, descubrí el sentido profundo que se oculta en tu profundo mirar.
Dejándome cautivar por su contagiosa sonrisa aprendí también a sonreír;
Oyendo sus confidencias sinceras aprendí a escuchar Tu Voz.
Recibiendo tantas pruebas de cariño, aprendí a amar a los que conviven conmigo.
Compartiendo la vida, la fe, los errores, las lágrimas y las alegrías,
Yo te admire en el rostro sereno de mi amigo.
Gracias te doy, mi Dios porque te revelas en gestos tan humanos
Que puedo experimentarte siempre en la persona de este amigo que me ama.
Haz que él sea muy feliz y yo te encuentre siempre en la transparencia de nuestra amistad. Amén.