Espíritu Santo, estoy liado, mi vida está llena de nudos. Tal vez sea el estrés que me hace ver los problemas más grandes de lo que son. Tal vez mi susceptibilidad, mi pasión o mis estados emocionales. O tal vez la situación efectivamente sea compleja.
Ven, Espíritu Santo, desata tú los nudos. Ayúdame a poner los problemas en su justa perspectiva y a relativizarlos si fuera necesario. Creo que ahora lo mejor que puedo hacer es dejar todo en tus manos. Haré oración, pediré consejo; no quiero precipitarme, vamos poco a poco. Seguramente mañana o en unos cuantos días veré todo con más claridad y tendré tu luz para proceder con la debida prudencia.