Cuando sintieres que se inclina tu afecto a la belleza de las criaturas, separa luego lo que ves de lo que no ves; deja el cuerpo, y vuelve el pensamiento al espíritu. Considera que todo lo que parece hermoso a tus ojos viene de un principio invisible, que es la hermosura increada, y te dirás a ti misma: Estos no son sino destellos o arroyuelos de aquella fuente increada, o gotas de aquel piélago infinito de donde manan todos los bienes. ¡Oh cómo me alegro en lo íntimo del corazón pensando en la eterna belleza, que es origen y causa de todas las bellezas creadas!(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)