Sta. Teresa de Lisieux, Testigo de la fe

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Sta. Teresa del Niño Jesús, pertenece en verdad a esta gran galería de los Testigos de la fe que Pablo nos pinta en el capítulo 11 y 12 de la carta a los Hebreos; dejan una patria bien conocida para dirigirse a una tierra desconocida, porque tienen los ojos siempre fijos en Jesús, el testigo de la fe (Hb 12,2). Su única brújula es la Palabra de Dios. La Virgen puede tener la evidencia de que todas las salidas humanas están cerradas, pero da una preferencia permanente a la «evidencia» de Dios que es el Dueño de lo imposible. Tiene esta agilidad inenarrable del hombre que prefiere el pensamiento de Dios al suyo. Por eso puede avanzar allí donde el camino está bloqueado: «Todo es posible al que cree», dirá Jesús al padre del poseso (Me 9,23). (Lafrance J, Mi vocación es el amor).