La obediencia ha de ser universal

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Condiciones de la obediencia consagrada y religiosa

La segunda condición de la obediencia es que sea universal: obedeciendo a todos, Directores, iguales e inferiores, sin distinción; en todo lo ordenado, y en todo tiempo y lugar. Los defectos contrarios son: obedecer a un Director y no a otro; o al Director, y no a los que mandan de su parte; en una cosa, y no en otra; en un lugar o en una casa, y no en otra.