Jesús, nuestra única roca

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Nuestra confianza debe abandonar todos sus apoyos humanos para enraizarse en Jesús, nuestra única Roca. Todas las impurezas espirituales vienen de que nos apoyamos en algo. Y por eso el Espíritu Santo nos quita uno a uno todos nuestros apoyos humanos y nuestras seguridades para enseñarnos la verdadera confianza. Instintivamente el hombre se apoya en lo que ve o siente, entonces Dios se pone a la obra para enseñarnos la ciencia de la «Nada». No teniendo ya nada donde agarrarnos, estamos obligados a sumergirnos en Dios solo. (Lafrance J, Mi vocación es el amor).