Inversión del recto orden

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Cuando veo en las criaturas y en sus goces, medios de satisfacer mi gusto antes que de glorificar a Dios; cuando las amo más para mi provecho que para el honor divino, cuando las utilizo más para mi placer que para agradar a Dios, mi vida no se emplea ya en ver, amar y servir a Dios, sino en verme, amarme y buscarme a mí mismo. Buscarme yo a mí mismo, yo en lugar de Dios, he aquí mi gran tentación. Mi satisfacción ante todo: ésta es la continua tendencia de mi naturaleza, su primera necesidad, su más fuerte inclinación. Satisfacer mi gusto en las criaturas y por ellas hasta olvidar, menospreciar y pisotear la gloria de Dios, es la propensión de mi naturaleza corrompida. Cada vez que me desvío de la ley de mi creación es para buscarme a mí mismo en el placer criado y porque mi satisfacción egoísta se ha colocado en el primer término, usurpando el lugar que corresponde a la gloria de Dios. (José Tissot, La vida interior)