Atreverse a llamarlo Padre

1881

¡De qué ánimo debe estar animado aquel que ha dado a Dios el nombre de Padre! ¡De qué confianza! ¡Qué tipo de conciencia debe poseer una persona para que, una vez que ha comprendido en la medida en lo que humanamente es posible, se atreva a llamarlo Padre!