Jesús, compañero invisible en todos mis caminos.
Tierra propia de mis anhelos y de mi búsqueda.
Tú permanente en los desiertos de mi vida.
Recinto familiar en tiempos de intemperie.
Jesús, amigo del alma, quien discreto me defiendes de mí mismo.
Atracción hacia el bien en la encrucijada de mis senderos.
Mirada en las entrañas.
Presencia luminosa, atmósfera de paz, después de mis combates.
Jesús, Señor, Maestro, Palabra, Pan partido,
Pregunta insoslayable sobre el amor más hondo de mi vida.
Tú eres quien da sentido en mi andadura.
Tú eres quien se convierte en posada y en cena que recrea.
Tú eres quien unges mis pies en mis heridas.
Tú eres perdón de mis pecados.
Almuerzo al alba, destello sobrecogido en mis tinieblas.
Luz de Pascua.
