Quisiera besar tus sienes,
llevar conmigo al besar
las espinas que te hieren
y un sabor de sangre y sal.
Quisiera estrechar tus manos
y con tanta suavidad
que Tú olvidaras tus clavos
custodiados en mi altar.
Quisiera lavar tus llagas
con tal ternura limpiar
tus heridas, que al rozarlas
ya no te dolieran más.
Quisiera bañar tus plantas
con mar caliente al llorar
y con mi vida enjugarlas
feliz por tu descansar.
Quisiera suplir en mi alma
tu Pasión, y en mi dolor
fuera mi amor tu reposo
y mi gozo Tú, Señor. Amén.