Más sutil y peligroso es el orgullo espiritual, cuando el alma se cree más adelantada. A fuerza de sentir su impotencia y su miseria, el alma acaba por comprender que nada puede sin Dios.
Más sutil y peligroso es el orgullo espiritual, cuando el alma se cree más adelantada. A fuerza de sentir su impotencia y su miseria, el alma acaba por comprender que nada puede sin Dios.