¡Padre! Me acabo de despertar para ti.
Tú eres hoy mi primer pensamiento.
Y es “Padre” la primera palabra salida de mis labios esta mañana.
Jesucristo, Hijo único del Padre, tu gozo fue siempre en la tierra hacer en toda la voluntad de tu Padre; quisiera ser hoy tu fiel compañero, confiando en tu Palabra e imitándote en la obediencia.
Madre de Jesús, Santísima Virgen María, también tu gozo estuvo siempre en mostrarte en todo como la sierva fiel del Señor. Que tu ejemplo me estimule; y que uniendo tu vida a la mía trate siempre de reconocer y cumplir la voluntad de Dios. Amén.