Señor, enséñanos a no amarnos egoístamente, a no contentarnos con amar a los nuestros, con amar a los que amamos.
Enséñanos a pensar solamente en los demás, a amar primeramente a los que no son amados.
Haz que suframos el sufrimiento de los demás.
Señor, concédenos la gracia de advertir que en cada instante de nuestra vida, de nuestra vida dichosa y protegida, hay millones de seres humanos que son tus hijos, que son nuestros hermanos, y que se mueren de hambre, y que mueren de frío, y no han merecido morir de frío.
Ten piedad de todos los pobres del mundo.
Ten piedad de los leprosos, a los que tú sonreíste en otro tiempo, de esos millones de leprosos que tienden hacia tu misericordia sus manos sin dedos, sus brazos sin manos.
Perdónanos por haberlos abandonado durante tanto tiempo, por un miedo vergonzoso.
Señor, en adelante no permitas que sólo nosotros seamos fieles.
Danos la compasión de la miseria universal y líbranos de nosotros mismos si es tu voluntad. Amén.