Oración del Apóstol

2678
Oración del Apóstol

Señor, tú has dicho que debemos ser sal de la tierra.
La sal da sabor a los alimentos.
Ella impide que la corrupción penetre o sea extendida.
Pero, si ha de ser útil, tiene que conservar su fuerza.
Señor, yo debo ser la sal de la tierra; debo comunicar a los hombres gusto por la vida, atrayéndolos a tu servicio; debo enseñarles que el trabajo, unido al tuyo, no es amargo, ni el sufrimiento, ni la pobreza, ni la incomprensión.
Debo impedir que el pecado sea corrupción del alma, penetre todavía más en le mundo, he de combatirlo, eliminarlo, si fuera posible.
Mas para que mi acción sea eficaz, Señor, dame la fuerza del reactivo,
que yo no sea como esa sal desabrida que hay que tirar porque no sirve para nada. Amén.