Enséñame ¡Oh Padre!, a orar para que mi oración te dé cumplida gloria en mi alma. Pon en mi corazón la voluntad de adoración que tú desees, y el homenaje de amor que más te agrade. Enséñame a agradarte en el silencio de mi soledad interior, desprenderme de todo lo creado, especialmente de mí mismo, para que nada me preocupe sino sólo tu gloria y tu servicio.