NLes compartimos un fragmento de la I Carta de San Clemente Romano que nos inspira a alabar a Dios como lo hacía él.
El llamado de Dios
Nos llamaste a esperar en tu nombre,
principio de la vida de toda criatura.
Abriste los ojos de nuestro corazón,
para conocerte a Ti.
El solo Altísimo en las alturas
el Santo que reposa entre los santos.
A Ti, que abates la altivez de los soberbios,
deshaces los pensamientos de las naciones,
levantas a los humildes
y abates a los que se exaltan.
Tú enriqueces y Tú empobreces.
Tú quitas la vida y Tú das vida.
Tú sólo eres bienhechos de los espíritus
y Dios de toda carne.
Tú miras a los abismos
y observas las obras de los hombres;
ayudador de los que peligran,
salvador de los que desesperan,
criador y vigilante de todo espíritu.
Tú multiplicas las naciones sobre la tierra,
y de entre todas escogiste a los que te aman,
por Jesucristo, tu siervo amado,
por el que nos enseñaste, santificaste y honraste.
Primera Carta de San Clemente Romano No. 40.