Hablar de Maria Auxiliadora es hablar de historia. El primero que llamó a la virgen María con el título de “Auxiliadora” fue San Juan Crisóstomo en Constantinopla en el año 345 “Tú, Maria, eres auxilio potentísimo de Dios”.
San Sabás en el año 532 narra que en oriente había una imagen de la virgen que era llamada “auxiliadora de los enfermos” porque junto a ella se curaban. Hay muchos testimonios de personas enfermas que dan fe de las curaciones que habían experimentado y la recuperación total en sus cuerpos estas personas manifestaban la gran devoción que le tenía a la imagen de la virgen y es cuando la empezaron a llamar “Auxiliadora de los enfermos”.
OFRECIMIENTO
Enséñame, oh María Auxiliadora, a ser dulce y bueno en todos los acontecimientos de mi vida; en los desengaños, en el descuido de otros, en la falta de sinceridad de aquellos en quienes creí, en la deslealtad de aquellos en quienes confié.
Ayúdame a olvidarme de mí mismo para pensar en la felicidad de otros; a ocultar mis pequeños sufrimientos de tal modo que sea yo el único que los padezca.
Enséñame a sacar provecho de ellos, a usarlos de tal modo que me suavicen, no me endurezcan ni me amarguen; que me hagan paciente y no irritable; que me hagan amplio en mi clemencia y no estrecho y despótico. Que nadie sea menos bueno, menos sincero, menos amable, menos noble, menos santo por haber sido mi compañero de viaje en el camino hacia la vida eterna.
Amén.