Consagración al Inmaculado Corazón de María

1812
Consagración al Inmaculado Corazón de María

¡Oh! Virgen mía, ¡oh! Madre mía, tabernáculo viviente de la Divinidad.
¡Oh!, Reina del cielo y de la tierra, a cuyo imperio es sometido todo lo
que hay debajo de Dios.
¡Oh!, refugio seguro de los pecadores, cuya misericordia no falta a nadie.
Yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón y te consagro
mi cuerpo y mi alma, mis pensamientos y mis acciones.
Haz si es posible que no tenga más espíritu que el tuyo para conocer a
Jesucristo y entender sus divinas voluntades, que no tenga más alma
que la tuya para amar y glorificar al Señor, que no tenga más corazón
que el tuyo para amar a Dios con amor puro y ardiente como tú.
Amén.