Vivir con actitud humilde es la puerta de la felicidad

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Humildad y felicidad

“Cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (Lc 14, 10-11).

Comentario

El Evangelio en muchas de sus consignas es contracultural e indica modos de actuar que se apartan del comportamiento social acostumbrado. En general nos gusta ser estimados, citados en los discursos, considerados en los protocolos. Cada uno sabe la reacción interna cuando nos hieren el amor propio, y sufrimos por la falta de consideración. Jesús nos ofrece el antídoto contra todo agravio: desear ser el último, pasar desapercibido, y no por estrategia, sino por actitud humilde.

La Humildad

En las Reglas de Vida, por ejemplo la de san Benito, la humildad se presenta como la puerta por la que entrar en el camino espiritual.

María canta que Dios exalta a los humildes y destrona a los poderosos y soberbios.

Jesús no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de un hombre cualquiera.

Una de las pruebas que autentifican los procesos de maduración espiritual es si se reacciona con humildad o con resentimiento por verse tratado desconsideradamente.

Propuesta

¿Te sientes herido cuando no recibes el trato que mereces?


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