La experiencia del desierto

1804
adviento y desierto

EVANGELIO

El Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».” (Mc 1, 12-15)

Via Crucis V; Santa Clara, Molina de Aragón

SANTOS PADRES

“Nuestra vida en medio de esta peregrinación no puede estar sin tentaciones, ya que nuestro progreso se realiza precisamente a través de la tentación, y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido, ni combatir si carece de enemigo y de tentaciones.” (San Agustín)

CONSIDERACIONES

– Observamos la concurrencia que se da entre el texto del Evangelio de Marcos, y el comienzo del libro del Génesis. Al principio, Adán, en medio de los animales, cayó en la tentación, y el ángel lo expulsó del Paraíso. Jesús en medio de las fieras venció la tentación y los ángeles le servían.

– San Agustín interpreta magistralmente el sentido de la tentación, sin ella no hay progreso, ni se acrisola la fidelidad. En la prueba se quilata el discípulo.

Si hay tentación, hay vida. Jesús, recién bautizado, sufre la embestida de Satanás. Los bautizados no podremos carecer de combates.

PROPUESTA

Los que confían en el Señor no tiemblan, están firmes y no vacilan: “Confiad siempre en Dios, es el camino recto”.


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web) El contenido de este artículo puede ser reproducido total o parcialmente en internet y redes sociales, siempre y cuando se cite su autor y fuente original: www.la-oracion.com y no se haga con fines de lucro.