Domingo de Ramos

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Domingo de Ramos

Contemplando la Semana Santa

Meditación

Concluimos el periodo litúrgico de la Cuaresma. Es una Semana para ahondar en el misterio de la Redención de Cristo, de su pasión, muerte y su resurrección. Una semana para vivir con especial actitud orante, de contemplación.
A continuación ofrecemos algunos fragmentos de discursos u homilías de Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco que te podrán ayudar a profundizar en el significado de estos días y a acompañar a Jesucristo con tu oración, con tu mente y tu corazón.

Domingo de Ramos

En este día comienza la Semana Santa. Conmemoramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Un día para acompañarlo con nuestra oración de alabanza, de reconocimiento, unidos a la multitud que con ramos y palmas lo recibieron en Jerusalén: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!
A continuación presentamos este texto de San Juan Pablo II que te puede ayudar en tu reflexión.

Entrada triunfal de Jesús

“Hoy contemplamos a Jesús de Nazaret, que viene a Jerusalén; su llegada está acompañada con el entusiasmo de los peregrinos. “¡Hosanna al Hijo de David!” (Mt 21, 9).
Sabemos, sin embargo, que el entusiasmo será sofocado dentro de poco. Ya entonces “algunos fariseos de entre la gente le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos” (Lc 19, 39). Qué expresiva es la respuesta de Jesús: “Os digo que, si éstos callan, gritarán las piedras” (Lc 19, 40).

Contemplamos, por lo tanto, “al que viene en nombre del Señor” (Mt 21, 9) en la perspectiva de la Semana Santa. “Mirad, subimos a Jerusalén y… el Hijo del hombre será entregado a los gentiles, y escarnecido, a insultado, y escupido, y después de haberle azotado le quitarán la vida…” (Lc 18, 31-33).
Así, pues, se acallarán los gritos de la muchedumbre del Domingo de Ramos. El mismo Hijo del hombre se verá obligado al silencio de la muerte. Y la víspera del sábado, lo bajarán de la cruz, lo depositarán en un sepulcro, pondrán una piedra a la entrada del mismo y sellarán la piedra.
Sin embargo, tres días más tarde esta piedra será removida. Y las mujeres que irán a la tumba, la encontrarán vacía. Igualmente los Apóstoles. Así, pues, esa “piedra removida” gritará, cuando todos callen. Gritará. Proclamará el misterio pascual de Jesucristo. Y de ella recogerán este misterio las mujeres y los apóstoles, que lo llevarán con sus labios por las calles de Jerusalén, y más adelante por los caminos del mundo de entonces. Y así, a través de las generaciones, “gritarán las piedras”.


FRAGMENTO DE HOMILÍA DE SAN JUAN PABLO II, Domingo de Ramos, 23 de marzo de 1986.