Frutos de contemplar la Pasión

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Los frutos que debes sacar, hija mía, de la meditación de Cristo crucificado, son: El primero, que te duelas con amargura de tus pecados pasados, y te aflijas de que aún vivan y reinen en ti las pasiones desordenadas, que ocasionaron la dolorosa muerte de tu Señor. El segundo, que le pidas perdón de las ofensas que le has hecho, y la gracia de un odio saludable de ti misma para que no lo ofendas más; antes bien lo ames y lo sirvas de todo corazón en reconocimiento de tantos dolores y penas como ha sufrido por tu amor. El tercero, que trabajes con continua solicitud en desarraigar de tu corazón todas tus viciosas inclinaciones, por pequeñas y leves que sean. El cuarto, que con todo el esfuerzo que pudieres, procures imitar las virtudes de este divino Maestro, que murió no solamente por expiar nuestras culpas, sino también por darnos el ejemplo de una vida santa y perfecta (I Petr. II, 21).(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)