Contemplaciones de la Pasión

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Si te propones por objeto de tu meditación la crucifixión de Jesucristo, podrás, entre otras maravillosas circunstancias de este misterio, considerar las siguientes:

1. El modo inhumano con que en el monte Calvario lo desnudaron de sus vestiduras las impías y crueles manos de los judíos, que le arrebataron con tanto furor la túnica, que por hallarse pegada a las llagas, se produjo un nuevo y muy acerbo dolor a su sacratísimo Cuerpo.

2. La sacrílega violencia con que le arrancaron la corona de espinas, rasgándole las heridas; y la desmedida crueldad con que se la volvieron a fijar en la cabeza, abriéndole llagas sobre llagas.

3. Cómo, para fijarlo en el árbol de la cruz, cual si fuera el más facineroso de los hombres, penetraron, a martillazos, con duros y agudos clavos, sus sagradas manos y pies, rompiendo con impiedad las venas y nervios de aquellos miembros divinos, formados por el Espíritu Santo.

4. Cómo no alcanzando a los agujeros que habían formado en la cruz, aquellas sacratísimas manos que fabricaron los cielos, tiraron de ellas con inaudita crueldad para hacerlas llegar; quedando aquel santísimo cuerpo, a quien estaba unida la Divinidad, tan descoyuntado y desconcertado, que se le pudieron contar todos los huesos (Psalm. XXI, 18).

5. Cómo estando pendiente de aquel duro leño, y sin otro apoyo que el de los clavos, se dilataron con un dolor indecible las heridas de su sagrado cuerpo con su misma gravedad y peso. Si con estas consideraciones, o con otras semejantes, deseas excitar en tu corazón afectos del divino amor, procura, hija mía, pasar con la meditación a un sublime conocimiento de la bondad infinita de tu Salvador, que por tu amor quiso padecer tantas penas; pues a medida que se fuere aumentando en ti este conocimiento, crecerá tu amor.(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)