El valor de la oración

1996

Considera, pues, hija mía, que una sola aspiración, una oración jaculatoria, una reflexión, y la menor demostración de culto y de respeto a la Majestad divina, es de mayor precio y valor que todos los tesoros del mundo; y cada vez que el hombre se mortifica en alguna cosa, los Ángeles del cielo le fabrican una bella corona en recompensa de la victoria que ha ganado sobre sí mismo. Considera, al contrario, que Dios quita poco a poco sus dones y gracias a los tibios y perezosos, y los aumenta a los fervorosos y diligentes para hacerlos entrar después en la alegría y gozo de su bienaventuranza.(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)