¿Cuál es el secreto de esa elocuencia cautivadora de San Juan? ¿Ese río caudaloso, cuyas aguas fertilizantes riegan el mundo entero: ¿En qué montaña encontró su manantial? El texto litúrgico lo compara con los ríos del Paraíso. ¿Para qué sirven tan altas montañas y tantos glaciares? ¿Estas superficies inmensas, podrá decir el ignorante, no serán más útiles en el llano? No comprende que sin esas altas cimas el llano y los valles serían estériles como el Sahara, porque los ríos que fertilizan las tierras bajan de las altas montañas que son sus depósitos. Esa alta cima del Paraíso, de donde mana la fuente que alimenta el Evangelio de San Juan, ¿qué es sino el Sagrado Corazón de Jesús?