Quienes de veras aman a Dios, todo lo bueno aman, todo lo bueno quieren, todo lo bueno favorecen, todo lo bueno lo dan, con los buenos se ajuntan siempre y los favorecen y defienden. No aman sino verdades y cosa que sea digna de amar. ¿Esconderse? ¡Oh, que al amor de Dios, si de veras es amor, es imposible! Si no, mirad un San Pablo, una Magdalena: en tres días el uno comenzó a entenderse que estaba enfermo de amor; éste fue San Pablo. La Magdalena desde el primer día, ¡y cuán bien entendido!