Podemos orar con una simple sonrisa, aunque eso parezca a primera vista algo extraño. Dios desea, de verdad, que nuestro contacto con él sea muy sencillo, que sea como el contacto del niño con su padre, del niño con su madre. Cuando se ama a alguien se le puede decir muchísimo con una sonrisa, y se puede entrar en una relación perfecta. Entonces, ¿por qué no sonreírles a Dios y a María? Esta es la oración del gesto. La sonrisa es un gesto simbólico por el que le expresamos a alguien nuestra intimidad, nuestro agradecimiento, nuestro amor y nuestra alegría. Se trata de un símbolo que puede contener mucho, de manera que cada sonrisa signifique algo diferente. No tienes, pues, por qué esforzarte para expresarlo todo con palabras. Dios sabe que le sonríes, y sabe por qué lo haces. Tu sonrisa dirigida a Dios, y la alegría que dimana de tu fe, son, por excelencia, una oración. (Tadeuz Dajczer, Meditaciones sobre la fe)