La santidad, unión de la propia voluntad con la voluntad divina

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Como la santidad es la vida interior elevada hasta la más perfecta unión de la propia voluntad con la voluntad divina, de ordinario, y salvo un milagro de la gracia, el alma no llega a esa altura, sino después de haber recorrido con múltiples y penosos esfuerzos todas las etapas de la vida purgativa e iluminativa. Hay que advertir que es ley de la vida espiritual, que en el camino de la santificación de un alma, la acción de Dios y la suya siguen una marcha opuesta; a medida que el tiempo pasa, crece el papel de Dios en las operaciones de aquella alma en la proporción en que disminuye el del alma misma. (Dom. J.B. Chautard, El alma de todo apostolado)