La miseria orante conmueve las entrañas de Dios

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Frente a la Misericordia de Dios, el hombre no tiene para presentar más grito que el de la «miseria orante», única capaz de conmover las entrañas de la Misericordia del Padre. «Implorar la Misericordia» por nosotros y por todos los hombres debería constituir el telón de fondo de cada una de nuestras oraciones, que es, según Teresa, el punto de apoyo de la palanca que levanta el mundo al Amor. En el Acto de ofrenda, Teresa nos deja presentir que el fondo de su oración estaba constituido por la alabanza, el abandono y la súplica. (Lafrance J, Mi vocación es el amor).