La fe como conocimiento

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La diferencia que existe entre el conocimiento natural y el conocimiento realizado a través de la fe no es una diferencia concerniente al grado de ese conocimiento, sino a su naturaleza. La fe aporta la fusión con el pensamiento de Dios, aporta la unión interna y la participación interna en la luz en la que el propio Dios se conoce a sí mismo. En ese sentido conduce a la contemplación, y es una introducción al conocimiento futuro de Dios en la eternidad. Puesto que entramos a través de la fe en la vida de Dios, en la vida de Jesucristo, sólo él puede generar en nosotros su propia vida. El fin de nuestra fe es pensar como Jesucristo; permitirle a él, que vive en nosotros a través de la fe, que nos utilice, que piense desde nuestro interior; y que viva en él. Gracias a la fe, puede producirse una transformación total de nuestra forma de ver, pensar, sentir y vivir. La fe cambia nuestra mentalidad, nos obliga a colocar siempre a Dios en un primer plano; a preocuparnos porque toda nuestra vida esté orientada hacia él, y a interpretar el mundo a la luz divina. Entonces todos nuestros juicios, valoraciones, deseos y expectativas se iluminan con esa luz. De esa manera se realiza la comunión de la fe, la cual alcanzará su plenitud en el amor. (Tadeuz Dajczer, Meditaciones sobre la fe).