La escuela del dolor

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En la tierra no hay escuela tan sabia como la del dolor para aleccionar al hombre en la virtud: la cruz nos enseña mil cosas de las cuales los libros no dan ni siquiera idea. El dolor cristiano es omnipotente para cortar lazos, para destruir escorias, para purificar manchas. Él es el que lleva al alma la santa libertad del desasimiento, la robusta energía de la abnegación, el varonil heroísmo del sacrificio. ¡Son tan hermosos, tan grandes y tan preciosos los frutos de las pruebas, por lo menos aquellos que la tribulación tiene misión de traerme de parte de Dios! (José Tissot, La vida interior)