La transformación radical de nuestras vidas es obra del Espíritu Santo. La vida espiritual nos eleva a la vida divina. No nos saca del mundo sino que nos introduce más profundamente en él.
La transformación radical de nuestras vidas es obra del Espíritu Santo. La vida espiritual nos eleva a la vida divina. No nos saca del mundo sino que nos introduce más profundamente en él.