Humildad: instrumento dócil y actitud ante las ofensas

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He de considerarme a menudo como instrumento que para nada sirve sino cuando está en manos del artífice; así, pues, debo esperar las órdenes de la Providencia de Dios para obrar, y sin embargo, no dejarlas pasar cuando son manifiestas.
Si una persona, ya sea un superior y otra cualquiera, me molestare, o como comúnmente se dice, me ofendiere en algo cuidaré bien de no decirlo, y cuando se me hable de ello, los disculparé y daré a entender que tuvieron razón. Es preciso que examine bien el tiempo que perdí, y evite el perderlo en adelante: sólo una gran vigilancia puede remediarlo, y aun parece que únicamente un retiro prolongado puede proporcionarme esa vigilancia.