El hombre enseña al hombre el camino de la salvación

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Atributo de la naturaleza divina es la liberalidad más soberana; Dios es bondad infinita, la cual, como toda bondad, tiende a difundirse y a comunicar los bienes que posee. La vida mortal de nuestro Señor fue una constante manifestación de esta liberalidad inagotable. Jesús, en los Evangelios, es el divino sembrador, que por todos los caminos va derramando los tesoros de amor de un Corazón ávido de acercar a los hombres a la Verdad y a la Vida. Jesucristo transmitió esa llama de apostolado a la Iglesia, don de su amor, difusión de su vida, expresión de su verdad, reflejo de la santidad suya. Encendida en esos ardores, la esposa mística de Cristo, continúa a través de los siglos, la obra de apostolado de su divino modelo. Designio admirable y ley universal de la Providencia es que el hombre enseñe al hombre el camino de la salvación (Dom. J.B. Chautard, El alma de todo apostolado)