Fe y testimonio

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El amor de Cristo que se profundiza gracias a la fe hace nacer el deseo de dar testimonio de él. También tu llamada a la santidad y tu amor por la Iglesia están estrechamente vinculados con la llamada a la actividad apostólica. Juan Pablo II nos recuerda el compromiso que tenemos los cristianos de dar testimonio de Cristo diciendo: «Solamente el profundo amor a la Iglesia puede sostener el fervor de dar testimonio. La fidelidad a Cristo no puede estar separada de la fidelidad a la Iglesia». Recibiste un tesoro y un don extraordinario que no puedes guardar únicamente para ti. Esto sería enterrar el tesoro. Tú has de transmitir a los demás este tesoro inapreciable, has de compartirlo. Has de dar testimonio de este obsequio, de lo que descubriste, de lo que amas y de lo que el Espíritu Santo obró en ti. Cuanto más dócil seas al Espíritu Santo, tanto más él reproducirá en ti la imagen de Cristo, y profundizará en tu corazón el amor a la Iglesia haciendo que seas fiel a tu vocación apostólica. (Tadeuz Dajczer, Meditaciones sobre la fe).