Supongamos que en el orden del bien me dedico a contar y a sumar, por ejemplo, el número de oraciones, de prácticas y de jaculatorias, tan santificantes y tan recomendables. ¿Es seguro que su acumulación dará la medida de mis progresos? –Las manías contraídas por muchas personas devotas dan suficiente testimonio de que la preocupación dominante de llegar en sus pequeñas devociones a una cifra determinada y mecánica, es un manantial de ilusiones. No, no hay que quedarse en lo meramente exterior; es necesario no creer que el amontonar cifras indique precisamente, por sí mismo, un aumento de savia; lo que importa es favorecer el estado y la dirección de esa savia espiritual. Lo que importa conocer bien es la disposición del corazón: se trata de analizar y comprobar una situación, y no de hacer una estadística. (José Tissot, La vida interior)