El amor propio no muere

1911

«El amor propio puede ser modificado en nosotros, pero no por eso muere jamás; así, de vez en cuando, en ocasiones diversas, vuelve a echar brotes, que demuestran que, aunque está cortado por la base, no está desarraigado. A veces no se mueve, pero no debemos extrañarnos de encontrarlo vivo. Como el zorro, aparenta estar dormido alguna vez, pero de repente salta sobre las gallinas; por eso es necesario vigilarlo con constancia y defendernos de sus asaltos con suavidad y paciencia. Y si alguna vez nos hiere, estaremos curados si nos desdecimos de lo que nos ha hecho decir o deshacemos lo que nos ha hecho hacer» (Carta 333; colec. Blaise).