En verdad, en verdad os digo, si pidiereis al Padre en mi nombre, os será concedido. Jesús se ha comprometido solemnemente, en su nombre y en nombre de su Padre; todo lo que pidamos nos será dado. Pero, dice, todo lo que pidamos en su nombre. ¿Qué quiere decir en su nombre? –Quiere decir que es preciso ser reconocido por Él, recomendado por Él, pertenecer a su redil. Quiere decir además que es necesario pedir con el mismo fin para el cual Él ha rescatado la gracia: la gloria de Dios y la paz del hombre; he aquí lo que Él ha procurado y reparado. Si pedimos así, para gloria de Dios y para nuestra salvación, alcanzaremos lo que pidamos. Nada de lo que así se pide puede ser rehusado, porque pedir así es pedir en nombre de Jesús. Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra, y al que llama se le abre. Pedid fuerzas para vuestra acción y se os darán, buscad calor para vuestro corazón y lo encontraréis, llamad a la puerta de la luz para vuestro espíritu y la puerta se os abrirá. Sí, Dios mío, pediré, buscaré y llamaré, porque deseo vivir: pediré para mí y para los demás, para toda la santa Iglesia de Dios. ¡Hay tantos y tan grandes intereses por los cuales debo pedir! Aumentaré mis peticiones, multiplicaré las súplicas y las solicitudes, a fin de que en mí y por mí se realicen, con arreglo a toda la amplitud de mi vocación, los designios en que el Amor quiere emplear mi vida. (José Tissot, La vida interior)