La vida cristiana es la reproducción de Jesús en las almas; y la perfección, que es una reproducción fidelísima y perfecta, consiste en la transformación de las almas en Jesús. Es la doctrina de San Pablo expuesta repetidas veces en sus admirables Epístolas. “¿Acaso no os conocéis a vosotros mismos, porque Cristo Jesús vive en vosotros?”. “Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo”. “Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones”. “A los que previo los predestinó a que se hicieran conformes a la imagen de su Hijo”. He aquí algunas expresiones de las muchas del Apóstol relativas a la vida cristiana. Y por lo que ve a la perfección, es conocidísima aquella frase profundamente comprensiva: “Vivo, ya no yo, sino que Cristo vive en mí”. Y aun el término transformación es de San Pablo: “Nosotros, contemplando la gloria del Señor, nos transformaremos en la misma imagen de claridad en claridad”. (El Espiritu Santo)