La vida cristiana es esencialmente amor

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La vida cristiana es esencialmente amor, la caridad que el Espíritu Santo derrama en las almas y que es forma de todas las virtudes y vínculo de la perfección; pero es un amor ordenadísimo, pues la virtud, según la bella y profunda frase de San Agustín, es el orden en el amor. (El Espiritu Santo)