Confianza filial de Sta. Teresa del Niño Jesús

1690

Un día en que Celina, la hermana de Sta. Teresa, entraba en la celda de su hermana, la encontró rezando el «Pater», con un gran recogimiento. Y en sus ojos brillaban las lágrimas. Y añade: «Amó a Dios como un niño querido ama a su padre, con demostraciones de ternura increíbles. Durante su enfermedad llegó a no hablar más que de él, tomó una palabra por otra y le llamó ‘papá’. Nos echamos a reír, pero ella replicó toda emocionada: ¡Oh, sí, el es en verdad mi ‘papá’! ¡Y qué dulce es para mí darle ese nombre!» (C v R III, 33). Se piensa naturalmente aquí en lo que dice san Pablo en la carta a los Romanos: «Recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: «¡Abba, Padre!» (Rom 8,15). «Es la palabra familiar del niño, «Papá’, desconocido en el vocabulario religioso del judaísmo, es la expresión de la intimidad filial, llena de familiaridad y de ternura de Jesús y de su Padre» (T.O.B. Nota Z). En el fondo, en su oración, Teresa persigue el diálogo de Jesús con su Padre, a propósito de todos los hombres. Y el fondo de su oración lo constituye una sola palabra «Padre», que aflora en su conciencia como en la de Jesús, en toda ocasión: «Padre te doy gracias por haberme escuchado… Padre, te bendigo por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los hábiles… Padre, te alabo… (Lafrance J, Mi vocación es el amor).