Aprender a hacer la voluntad de Dios y no la nuestra

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19 En cuanto a la voluntad propia, la Escritura nos prohíbe hacerla cuando dice: «Apártate de tus voluntades». 20 Además pedimos a Dios en la Oración que se haga en nosotros su voluntad. 21 Justamente, pues, se nos enseña a no hacer nuestra voluntad cuidándonos de lo que la Escritura nos advierte: «Hay caminos que parecen rectos a los hombres, pero su término se hunde en lo profundo del infierno», 22 y temiendo también, lo que se dice de los negligentes: «Se han corrompido y se han hecho abominables en sus deseos».

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