INSTRUCCIÓN XXXII. PREGUNTAS SOBRE LA EUCARISTÍA.
Le preguntaron una vez sobre el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo que los sacerdotes sacrifican sobre el altar y ella respondió diciendo: Si el alma quisiera y desease entender y hablar del que todo lo ordena Dios supremo increado y encarnado, y quisiera conocer algo de él y de sus cosas, en especial del altísimo y santísimo sacramento, que el mismo Dios dispuso por boca del sacerdote, su ministro, todos los días cuando celebre tendría que transformarse en Dios completamente por amor; y transformado en él ponerse en su presencia, estando y adentrándose en el mismo Dios y no quedándose fuera de él. Esto es lo que yo llamo presencia de Dios, adentrarse en Dios, considerar y ver al sumo bien increado que todo lo ordena.
Debe también ver y considerar de él y en él aquello que crea el orden, o sea, lo que hizo y hace que sea quien ordenó este misterio. No sé qué nombre darlo más que amor sin medida, que es Dios bueno amor infinito, el que ordenó todas las cosas.