El 22 de febrero de 1931, santa Faustina Kowalska afirmó haber recibido una revelación privada según la cual, Jesús le expresaba: «Deseo que el segundo domingo de Pascua de Resurrección se celebre la Fiesta de la Misericordia«. «Ese día están abiertas las entrañas de mi Misericordia. Quien se confiese y reciba la Santa Comunión, obtendrá el perdón total de las culpas y las penas».
Revelaciones a Santa Faustina Kowalska
En la revelación 35, afirma que Jesús le dijo: «Cuanto más grande es el pecador, tanto mayor es el derecho que tiene a mi misericordia… Quien confía en mi misericordia, no perecerá, porque todos sus asuntos son míos y los enemigos se estrellarán contra el escabel de mis pies». «Nadie está excluido de mi Misericordia».
Y también: «Manda hacer una imagen según el modelo que ves, y rubrícala: Jesús, en ti confío. Prometo que quien venere esta imagen, no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos, y en especial en la hora de la muerte».
La revelación también recomendaba a la vidente: «Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran Misericordia que tengo para con los pecadores. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a mí… La desconfianza de los creyentes desgarra mis entrañas. Y más aún me duele la desconfianza de los elegidos que, a pesar de mi amor inagotable, no confían en mí». Y le mandó escribir: «Antes de venir como el Juez Justo, vengo como el Rey de la Misericordia».
En la revelación 24, santa Faustina Kowalska aprende el Rosario de la Misericordia, con esta promesa: «Toda persona que lo rece, recibirá mi gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se lo recomendarán a los pecadores como última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza este rosario una sola vez, recibirá la gracia de mi Misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca mi Misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las personas que confíen en mi Misericordia«.
Así se debía rezar este rosario: «Primero rezarás un Padrenuestro, un Avemaría y el Credo. Luego, en las cinco cuentas que corresponden al «Padre nuestro», dirás las siguientes palabras: ‘Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero’. En lugar de las diez Avemarías, dirás diez veces las siguientes palabras: ‘Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero’. Y al final de cada decena, dirás tres veces la siguiente invocación: ‘Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero'».
Juan Pablo II canonizó a su compatriota santa Faustina Kowalska, en 2000, e instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia. Curiosamente el papa Wojtyla murió en vísperas de esta fiesta litúrgica, y durante ella se celebraron sus funerales, y se leyó el mensaje que tenía preparado para el rezo mariano de este domingo.
Fuente: Zenit.org
Autor, P. Evaristo Sada L.C.(Síguelo en Facebook)
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