Nuestros verdaderos enemigos

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Josué atravesó el Jordán para atacar la ciudad de Jericó. Mas san Pablo enseña: Nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal. Las cosas que han sido escritas son imágenes y símbolos, porque Pablo dice en otro lugar «Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro». Por tanto, si estas cosas han sido escritas para nuestra instrucción, entonces, ¿por qué eres tardo en comprender? Hagamos como Josué: marchemos a la guerra, asaltemos la ciudad más extensa de este mundo, es decir, la malicia, y destruyamos las murallas orgullosas del pecado.

¿Mirarás a tu alrededor para ver qué camino tomar, qué campo de batalla escoger? Encontrarás, sin duda, que mis palabras son extrañas, y, sin embargo, son verdaderas: limítate a buscarlos en ti. En ti está la batalla que tienes que librar, en tu interior está el edificio de la malicia que es preciso abatir; tu enemigo sale del fondo de tu corazón. ¿Te das cuenta del poder de este ejército enemigo que se lanza contra ti desde el fondo de tu corazón? Éstos son nuestros verdaderos enemigos.

(Orígenes)