Quiero acercarme hoy a ti, Jesús mío, de rodillas,
para besar tu cuerpo ensangrentado.
Déjame besar tus pies primero, llorando en tus llagas mis pecados;
un beso de dolor, arrepentido,
porque fui yo quien te hizo sufrir tanto
Permíteme después que me levante,
para besar las llagas de tus manos;
es un beso de amistad y de cariño
Bien quisiera quitarte yo esos clavos,
curarte con mi aceite, con mi vino,
y poner esos clavos en mis manos
Y ahora, Señor, besaré la llaga de tu corazón atravesado,
es el beso del que quiere permanecer siempre a tu lado.