Confianza y ánimo en la lucha

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Si queréis sentir el mucho esfuerzo y poco temor que sienten los varones perfectos, alanzad de vos la tibieza, y tomad el negocio de la virtud a pechos, y leeréis en vuestro corazón el esfuerzo y seguridad que leéis en los libros. Y entonces pelearéis contra el demonio con osadía, aunque os rodee como león para tragaros; porque tendréis esperanza que os defenderá Jesucristo, fuerte León de Judá, el cual siempre vence en nosotros, si no perdemos su confianza, y si como cobardes, no nos damos las manos atadas a nuestros enemigos, sin querer pelear. No deja el Señor venir estas guerras y tentaciones a los suyos sino para mayor bien, pues está escrito (Jac., 1, 12): Bienaventurado el varón que sufre la tentación; porque siendo probado, recibirá la corona de vida, que Dios prometió a los que le aman. Quiso Él así, que la paciencia en los trabajos, y el estar en pie por su honra en las tentaciones, fuese el toque (Toque: ensaye, prueba que del oro y la plata hace el platero con el jaspe granoso, llamado piedra de toque.) con que sus amigos fuesen probados. Porque no es señal de amigo verdadero acompañar en el descanso, mas estar fijo con el amigo en el tiempo de la tribulación. Y como cualquier hombre se huelga de tener amigos probados, con hacerle presencia en el tiempo, de su tribulación tomándola por propia de ellos, así se huelga Dios de los tener; y como agradecido les dice (Lc., 22, 28): Vosotros sois los que permanecisteis conmigo en mis tentaciones. Y como copioso galardonador les dice: yo os dispongo el reino, como mi Padre lo dispuso a Mí, para que comáis y bebáis sobre mi mesa en mi remo. (Juan De Ávila, Audi filia)